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Trinh T. Minh-ha en México

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Trinh T. Minh-ha en México
Variaciones sobre la polifonía
Variations on Polyphony
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TMhEn su sexta edición, la Gira de Documentales Ambulante 2011 presentó una retrospectiva de Trinh T. Minh-ha, reconocida y polémica cineasta, escritora y compositora de origen vietnamita. Esta muestra tuvo lugar en la Cineteca Nacional, del 18 al 24 de febrero. Incluyó seis de sus películas: "Reensamblaje" (1982), "Naked spaces: Living is round" (1985), "Apellido Viet, nombre Nam" (1989), "Shoot for the contents" (1991), "La cuarta dimensión" (2001) y "Pasaje nocturno" (2005). Esta muestra fue la primera ocasión en que la obra de Trinh T. Minh-ha se presentó en nuestro país y significó sin duda una oportunidad única para aproximarse a su trabajo, ya que ella estará presenta para conversar con el públco después de cada función. Además de las proyecciones, hubo una serie de actividades académicas con esta autora en diferentes universidades de la Ciudad de México, como por ejemplo conferencia magistral en la UAM-I y otra plática en Centro de DIseño, Cine y TV.

 

 

 


Trinh T. Minh-ha: Variaciones sobre la polifonía

Si este texto fuera como las películas de Trinh T. Minh-ha, podría empezar con dos líneas en blanco seguidas de una serie de signos de interrogación que abren pero jamás cierran; continuaría con un discurso polifónico, construido con distintas voces en diversos idiomas y con diferentes acentos; algunos enunciados estarían escritos de derecha a izquierda, con faltas de ortografía intencionales y significados tan ambiguos como sugerentes. Esta polémica cineasta de origen vietnamita, que vive desde hace cuatro décadas en Estados Unidos, rompe radicalmente las reglas del lenguaje cinematográfico y trastoca todas las convenciones del cine documental, provocando a su vez un profundo cuestionamiento acerca del sentido de la mirada antropológica y las formas clásicas de representación visual de otras culturas.

Desde principios de los años ochenta, Trinh T. Minh-ha ha realizado una serie de ensayos cinematográficos, etnografías audiovisuales abiertamente subjetivas, en latitudes tan diversas como Senegal, Burkina Faso, Togo, Mali, Vietnam, China y Japón. Su obra ha merecido numerosos reconocimientos internacionales y ella se ha convertido en una directora de culto dentro de ciertos géneros cinematográficos. Además de su carrera como cineasta, tiene una sobresaliente trayectoria académica: es investigadora en la Universidad de Berkeley, ha sido profesora invitada en múltiples universidades del mundo y es autora de varios libros sobre temas como género, poder, ritual, representación, teoría cinematográfica y políticas culturales en la era postcolonial o neocolonial. Se trata sin duda de una de las figuras más interesantes y controvertidas del pensamiento crítico y la contracultura audiovisual contemporánea.

Para intentar descifrar la complejidad de su obra, podríamos partir de la noción de “cine etnográfico experimental”, aunque seguramente ella rechazaría ésta o cualquier otra categoría que intente clasificar sus películas. Su discurso crítico se desplaza sobre varios ejes: el feminismo, la mirada hegemónica sobre la diferencia y la desigualdad sociocultural, el problema de la verdad en las ciencias antropológicas y el cine documental, la cuestión de la identidad, las hibridaciones y los desencuentros interculturales, así como la libre experimentación artística en torno al medio cinematográfico.

tmh3Desde sus primeros trabajos, Trinh T. Minh-ha establece uno de los principios éticos y epistemológicos que marcaría el resto de su producción: declara que no pretende hablar acerca de sino cerca de los otros. Lanza una aguda crítica a la actitud frente a la alteridad –muy común en los países occidentales– que tiende a objetivar a los sujetos y a convertir la diferencia cultural en un bien consumible. Revela sobre todo los juegos de poder detrás de la fotografía y el cine etnográficos, principalmente europeos y norteamericanos, que de acuerdo con ella proyectan una visión colonialista y etnocéntrica, afín al coleccionismo, al exotismo, al voyeurismo o incluso a la pornografía. Por otra parte, denuncia la obsesión del pensamiento occidental por tratar de explicar e imponer un significado a todos los símbolos y las imágenes con que aprehendemos el mundo. El cine de esta autora apela más bien al carácter plural, fragmentario y polisémico de la experiencia humana.

Además de desenvolverse entre el cine y la antropología, Trinh T. Minh-ha es también una reconocida compositora de música. Así, una característica de sus películas es un fuerte interés por la etnomusicología: documenta diversos ritmos, cantos, sonidos e instrumentos, así como los movimientos corporales que los acompañan; sus filmes representan una excelente contribución al registro y la reproducción de músicas, danzas y rituales tradicionales en diferentes culturas.

Otro rasgo distintivo en la mayor parte de su obra es que lo auditivo y lo visual aparecen disociados, yuxtapuestos o en contrapunto; imagen y sonido construyen discursos paralelos pero prácticamente desarticulados, son complementarios sin dejar de ser independientes. Algunos autores han sugerido que sus filmes deben apreciarse como un performance audiovisual, y ella misma declara que su proceso creativo al hacer una película es muy similar al proceso de componer música o escribir poesía. Podemos entender el cine de Trinh T. Minh-ha como un cine “acentuado” que asume desenfadadamente una estética de la imperfección, forjando un estilo muy propio de videoarte etnográfico.

Su obra ha conseguido como pocas sacudir y desestabilizar los cánones y el status quo dentro de la academia, provocando fuertes reacciones sobre todo entre los sectores más conservadores; si bien hay que decir que algunos autores han elaborado argumentaciones bastante serias y bien fundamentadas contra su cine. Personalmente, la primera vez que vi sus películas me deslumbraron y me parecieron geniales; la segunda vez, después de leer ciertas reseñas críticas, las miré más escépticamente y creí encontrarles varios puntos débiles; luego, tras haber leído algunos de sus propios escritos, pude comprender mejor y apreciar nuevamente la riqueza que entrañan sus filmes. Pero más allá del gusto o la experiencia personal, resulta incuestionable la capacidad que tiene el cine de Trinh T. Minh-ha para impactar a la audiencia.

Su mirada y su voz crítica, su valiente experimentación artística y sofisticado valor estético, su infatigable vocación etnográfica y la profunda interrogación que provoca frente a los discursos dominantes, hacen de Trinh T. Minh-ha una autora indispensable en la confluencia del cine y las artes visuales con la antropología, las ciencias sociales y las humanidades. Se trata de una obra enigmática que nos invita a múltiples visiones y revisiones, suscitando siempre nuevas lecturas y reflexiones. En este sentido, para terminar al más puro estilo de esta extraordinaria directora, podría renunciar a la autoría de este breve texto y declararlo abierto a la libre interpretación o apropiación por parte del lector.

Antonio Zirión.

 


Trinh T. Minh-ha: Variations on Polyphony

If this text were like Trinh T. Minh-ha’s films, it could probably start with two blank lines, followed by a series of question marks. It would proceed with a polyphonic discourse, composed of different voices in several languages and with diverse accents. Some sentences would be written from right to left, with intentional spelling errors, and meanings as ambiguous as suggestive. This polemic filmmaker, who was born in Vietnam and has lived in the United States for four decades, breaks radically with the rules of film language and disrupts all the conventions of documentary cinema, prompting simultaneously a profound questioning of the anthropological gaze and the classic methods of visually representing other cultures.

TM-ha4Since the early 1980s, Trinh T. Minh-ha has made a series of film essays, overtly subjective audiovisual ethnographies, in places as varied as Senegal, Burkina Faso, Togo, Mali, Vietnam, China and Japan. Her work has been awarded numerous international prizes, and enjoys a cult-following among certain film circles. In addition to her career as a director, she flourished in academia: she is a researcher at the University of California, Berkeley, and has been invited as a visiting professor in various universities around the world. She is the author of several books that address subjects such as gender, power, ritual, representation, film theory, and cultural politics in the postcolonial or neocolonial era. Without a doubt, she is one of the most interesting and controversial figures in critical thinking and contemporary visual counter-culture.

In order to decipher the complexity of her work, we could begin with the notion of “experimental ethnographic cinema”, although she would surely reject this or any other category that seeks to classify her films. Her critical discourse unfolds around several axes: feminism, hegemonic discourses on social difference and inequality, identity issues, cultural clashes and hybridizations, the problem of truth in anthropological sciences and documentary cinema, as well as free experimentation with film media.

From her first works, Trinh T. Minh-ha established one of the ethical and epistemological principles that would mark her oeuvre: she claims that she does not pretend to speak about others, but rather, to speak nearby. She launches a poignant critique of the attitude regarding otherness —common in Western countries— which tends to objectify subjects and render cultural difference consumable. Her work reveals, above all, the dynamics of power underlying ethnographic cinema and photography, in particular in Europe and the United States, which in her view, project a colonialist and ethnocentric vision related to consumerism, exoticism, voyeurism, and even pornography. On a separate front, she denounces the obsession in Western thought for explaining and imposing meaning on all symbols and images with which we grasp the world. In contrast, the cinema of this auteur appeals to the plural, fragmentary and polysemic nature of human experience.

Besides working in cinema and anthropology, Trinh T. Minh-ha is a renowned music composer. Thus, a salient characteristic of her films is a strong interest in ethnomusicology: she explores different rhythms, sounds, and instruments, as well as the body movements that accompany them. Her films represent an important contribution to the preservation and reproduction of traditional music, dances, and rituals from different cultures.

Another distinctive characteristic of her work is that the visual track is often dissociated, juxtaposed, or in contrast with the soundtrack. Image and audio construct parallel but practically disarticulated discourses. They are independent but at the same time complementary. Some authors have suggested that her films can be understood as cinematic performances, and she describes her own creative process as similar to the process of making music or writing poetry. Perhaps we should understand Trinh T. Minh-ha’s film work as an “accented” cinema, which embraces an aesthetic of imperfection, forging a unique style of creative audiovisual ethnology.

Her work has managed to shake and destabilize the privileged canons and status quo of academia, provoking strong reactions, particularly amongst the more conservative sectors. Indeed, some authors have put forward serious and well-founded arguments against her work. Speaking from a personal perspective, the first time I saw her films, I was profoundly moved and they struck me as genius. Further viewings and certain readings revealed a more complex impression that included strengths and important shortcomings. Then, after studying her writings, I was better able to understand and appreciate the complexity of her films. But beyond personal experience and taste, without doubt her films have a singular capacity to impact and stir any audience.

Trinh T. Minh-ha’s critical vision and voice, her bold artistic experimentation and sophisticated aesthetics, her relentless ethnographic drive and persistent subversion of dominant discourses, make her a key figure in the intersection between cinema and the visual arts with anthropology, social sciences and the humanities. Her oeuvre remains enigmatic, invites multiple points of view, and continues to elicit new analysis and reflections. In this spirit, and to end in the style of this extraordinary filmmaker, I renounce the authorship of this brief text and declare it open to interpretation or appropriation by its readers.

Antonio Zirión.

 


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