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Documental, memoria y movimientos sociales - III El 68 y la fotografía

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Documental, memoria y movimientos sociales
I. El surgimiento de una foto-historia
II. Los usos de la fotografía documental en distintas etapas
III El 68 y la fotografía
Consideraciones finales
Notas
Bibliografía
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III El 68 y la fotografía

En el año de 1968 se celebraron en México los XIX Juegos Olímpicos. El Comité Organizador le dio una enorme importancia a la fotografía y contrató a diversos fotógrafos nacionales y extranjeros para cubrir no sólo los eventos deportivos sino muchos otros episodios que formaron parte de las actividades culturales. Cientos de fotógrafos cubrieron todo el trayecto de la antorcha olímpica, desde el puerto de Veracruz hasta la Ciudad de México, pasando por supuesto por la realización de ceremonias espectaculares en algunas zonas arqueológicas como las pirámides de Teotihuacan.

El régimen aprovechó la coyuntura para dar cuenta con orgullo nacionalista de la paz y la prosperidad adquirida en el país durante los gobiernos emanados de la revolución mexicana y conectar simbólicamente este proceso con la densidad histórica del país y sus tradiciones milenarias. En este contexto, el fotógrafo Lázaro Blanco coordinó un Pool Internacional que reunió entre muchos otros a Mariana Yampolsky, Antonio Reynoso, Ray Davis y Duane Michaels27.

Como todo mundo sabe, en ese mismo año emblemático de 1968 se produjo otro acontecimiento que también ameritó el interés de los fotógrafos y que tuvo mucho mayores repercusiones en la vida política mexicana. Se trata desde luego del movimiento estudiantil que tuvo lugar en la Ciudad de México entre los meses de julio a diciembre y que trastornó los parámetros vigentes durante décadas en torno al tipo de vínculo que debía establecerse entre el régimen y los ciudadanos.

Los fotógrafos nacionales y extranjeros retrataron las manifestaciones juveniles y dieron cuenta lo mismo de la fiesta en las calles en el mes de agosto que de la brutal represión de la policía y el ejército en el mes de septiembre y sobre todo, en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre28.

En la actualidad existe consenso en señalar que el movimiento estudiantil representó la crisis política más importante del llamado “milagro mexicano” al reivindicar la necesidad de un estado de derecho en contraposición con el autoritarismo que se vivía en el país. La masacre del 2 de octubre terminó con el sueño de un cambio democrático de toda una generación y abrió las puertas al surgimiento de una activa guerrilla rural y urbana en distintas partes del país, así como la apertura del episodio de la llamada “guerra sucia” durante la década de los setenta, en la cual el ejército mexicano y otras fuerzas policíacas y paragubernamentales asesinaron a cerca de 600 personas29.

A cuarenta años de distancia puede decirse que el 68 constituye un parteaguas que dividió la historia política del país al cuestionar el paradigma revolucionario como elemento imprescindible de identidad colectiva e introducir otro tipo de referencias cívicas que dieron cuerpo a distintas organizaciones ciudadanas independientes del régimen de partido30.

La cobertura fotográfica del movimiento fue amplia y diversa. Los estrechos límites de la censura gubernamental no impidieron el registro visual de la lucha cotidiana llevada a cabo por estudiantes, profesores y otros grupos de la población civil entre julio y octubre de aquel año, aunque si acotaron las coordenadas y los límites de los encuadres de los distintos fotorreportajes31.

En este espacio vamos a comentar algunas fotografías vinculadas a distintos episodios del 68 en la Ciudad de México. Las observaciones que haremos tienen el propósito de enfatizar los distintos usos editoriales de las mismas, que se generaron a través de intereses políticos diversos. Como puede suponerse, estos comentarios pueden leerse como primeras hipótesis que sugieren algunas pistas para una investigación más completa. También incorporamos dos imágenes que no fueron publicadas en su momento y que pertenecen a dos acervos fotográficos de índole muy distinta32.

La revista Life en español realizó una cobertura pequeña, pero significativa del movimiento estudiantil, la cual consistió en 25 fotografías publicadas en 4 ejemplares. Fiel a su tradición, Life desplegó las imágenes a muy buen tamaño y ubicó los sucesos como parte del fenómeno estudiantil internacional, lo que le aportó una perspectiva cosmopolita que contrastaba con el localismo imperante en una buena parte de la prensa mexicana. Su vínculo con el punto de vista de la opinión pública norteamericana proporciona un lugar concreto desde el cual pueden leerse las fotografías.

En el caso registrado en este artículo pueden observarse dos acercamientos al enfrentamiento que se registró a finales de julio de aquel año entre las fuerzas armadas y los grupos de estudiantes preparatorianos, en lo que constituye la primera fase del movimiento. La revista contrató al fotógrafo Dávila Arellano, quién obtuvo algunas secuencias muy interesantes. Este tipo de imágenes permiten explorar el rostro concreto y otras actitudes y comportamientos de los jóvenes, lo que posibilita cotejar este tipo de aportaciones gráficas con otras líneas de investigación sugeridas en los años recientes en la historiografía sobre estos temas33.

 

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Fotografía núm. 4
Planas del reportaje: Motín en México
Fotos de Dávila Arellano y texto de Bernard Diederich
Revista Life en español, v. 32, no. 6, 9 de sepytiembre de 1968
Col. Alfonso Morales

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Excélsior representa un punto de vista muy interesante en torno a los sucesos estudiantiles. Una de sus principales paradojas consiste en el hecho de que el diario aportó una de las reflexiones más profundas y complejas sobre el movimiento, con figuras tales como Daniel Cosío Villegas, Hugo Hiriart, Froilán López Narváez, Enrique Maza, Manuel Moreno Sánchez y José Alvarado, entre otros, y al mismo tiempo realizó una cobertura fotográfica moderada, muy inferior en términos cuantitativos a la desplegada por otros periódicos y revistas, tales como El Sol de México, El Universal, La Prensa, El Heraldo de México, ¿Por qué ?, Siempre!, a través de su suplemento “La cultura en México”, Sucesos y Life en español.

Las dos fotografías presentadas aquí se refieren a la marcha encabezada por Barrios Sierra el 1º de agosto, que partió de la explanada central de rectoria, atravesó la Avenida Insurgentes y dio la vuelta en Félix Cuevas para retornar a CU por Avenida Universidad.

En la historiografía sobre el tema se ha planteado la enorme importancia de esta marcha, que brindó una cobertura institucional a los distintos grupos estudiantiles y permitió frenar los ataques gubernamentales. Todo ello desembocó en el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga (CNH), el cual se erigió como el único interlocutor autorizado frente al gobierno entre agosto y octubre de aquel año.

Las dos imagenes carecen de crédito autoral y remarcan la relevancia de la participación de Barrios Sierra y el “perfecto” orden en el que se desarrolló la manifestación, así como su enorme magnitud, que es calificada como gigantesca”. La cobertura de aquellos primeros días de agosto contribuyó a legitimar al levantamiento estudiantil como un movimiento racional y civilizado.

 

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Fotografías núm. 5 y 6
2 fotografías de la marcha del rector ocurrida el 1º. de agosto
Excélsior, 2 de agosto de 1968
Sin crédito
Biblioteca Lerdo

 

 

La revista ¿Por qué? fue fundada y dirigida por Oscar Renato Menéndez, un polémico periodista yucateco, cuya opinión estaba vinculada al punto de vista de grupos radicales de ultra izquierda y su reflexión sobre el devenir político del país, en la cual se cuestionaba la legitimidad de la democracia “burguesa” y se apostaba por la rebelión armada como único camino para la implantación del socialismo. En pocas semanas, esta revista se convirtió en un foro importante que recogió testimonios escritos y gráficos que tuvieron un gran impacto entre las filas estudiantiles y originaron una violenta represión de parte de algunos sectores del gobierno. En este orden de cosas, resulta interesante analizar la amplia cobertura que la revista le asignó al movimiento34.

La imagen citada para este trabajo carece de crédito autoral y se refiere a la anteriormente mencionada marcha convocada por el rector Barros Sierra el 1º. de agosto. La panorámica tomada en un ángulo alto capta el momento en que la columna estudiantil dobla y da la vuelta por Félix Cuevas, justo en la esquina de la conocida tienda departamental conocida como “El puerto de Liverpool”.

Llama la atención del pie de foto utilizado por la revista, que califica de “oportunista” la intervención del rector y ofrece como “prueba documental” el hecho de que la marcha sólo abarcara hasta la avenida Félix Cuevas y retornara a CU vía avenida Universidad, en vez de avanzar hasta el zócalo capitalino, como pedían algunos grupos. Resulta muy significativa aquí la alianza tácita entre el sector gubernamental más conservador y algunos grupos radicales que se oponían y descalificaban las posturas de Barros Sierra.

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Fotografía núm. 7
Fotografía de la marcha del rector ocurrida el 1º. de agosto y publicada en el número extraordinario de la revista ¿Por que ? correspondiente al mes de agosto de 1968.
Sin crédito.
Col. Particular

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Heraldo de México estaba dirigido en el 68 por Gabriel Alarcón, un personaje cercano al presidente Gustavo Díaz Ordaz y vinculado a un sector del empresariado poblano. La cobertura fotográfica de “El diario que piensa joven” fue muy amplia y se vinculaba a todo un proyecto de modernidad gráfica esgrimida por el propio diario. El crédito autoral se asignaba por lo general en forma colectiva y abarcó a los siguientes fotógrafos: Ramón Guzmán, Gustavo Guardiola, Ernesto Valenzuela, Eduardo Quiróz, Ismael Casasola, Enrique Flores, Porfirio Cuautle, Carlos Arroyo, Arturo Flota, Gustavo Flores, Guillermo Ávila, Andrés Manzanares, Carlos Villagrán, Raúl Sosa, Rafael Castellanos, José Pereda y José Aguilar.

Hace unos años fue descubierta en el recién abierto Fondo Documental de la Dirección Federal de Seguridad del Archivo General de la Nación la correspondencia epistolar entre GDO y Alarcón, que ha dejado de manifiesto la subordinación y el alineamiento del diario con la postura y los intereses gubernamentales35.

Una muestra de esta alianza puede observarse en la publicación de esta imagen, que supuestamente documenta la manera en que los estudiantes profanaron la bandera nacional y sustituyeron el lábaro patrio por una bandera rojinegra.

El manejo de títulos y pies de foto evidencian la propuesta editorial del diario y su interés en denunciar el hecho de que los estudiantes hubieran preferido dicha bandera en vez del lábaro patrio, con lo cual se sugería la existencia de intereses políticos ajenos a la idiosincrasia mexicana.

Finalmente, el titular de la primera plana citando las declaraciones de GDO: “Sólo la bandera de México” termina por cerrar la pista, al contraponer el discurso oficial de carácter patriótico al levantamiento anárquico de los estudiantes.

En la correspondencia epistolar citada se hace referencia a esta fotografía y la buena disposición de Alarcón para llevarla a otros diarios como parte de la estrategia gubernamental para denigrar al movimiento estudiantil. Tal es el lugar idóneo para realizar la lectura del par de fotografías que presentamos en este espacio y que fueron publicadas sin crédito, pero a todo color en la primera plana del diario, lo que resalta la importancia asignada a la imagen por parte de la estrategia editorial de "El diario que piensa joven".

 

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Foto núm. 8
Fotografía que muestra la bandera rojinegra colocada en el astabandera del zócalo capitalino la noche del 27 de agosto
El Heraldo de México, 29 de agosto de 1968
Biblioteca Lerdo

 

 

La revista Tiempo estaba dirigida por el escritor Martín Luis Guzmán, quien en la coyuntura del 68 tenía una postura incondicional respecto a la figura presidencial. La cobertura de la revista es pequeña, pero muy significativa. Combina la publicación de imágenes de los Hermanos Mayo, colectivo de raigambre izquierdista, con pies de foto pro-gubernamentales que constantemente descalifican a los estudiantes como “alborotadores” y los vinculan al comunismo. Tal es la paradoja que constituye el rasgo más importante de la publicación desde el punto de vista gráfico. La imagen elegida aquí se refiere al culto a la personalidad cultivado por Guzmán en las páginas de su revista, en un momento en el que el sistema político mexicano atravesaba por una etapa de régimen de partido único, con una estructura autoritaria, que convertía al presidente en turno en monarca sexenal.

La portada de Tiempo a la que nos referimos corresponde al 9 de septiembre, y en ella pueden verse las butacas o curules de los diputados en la ceremonia del informe presidencial en un ángulo en picada. La exaltación de la perspectiva geométrica minimiza el papel de los individuos y remarca el peso del engranaje del aparato político de la época, diseñado para rendir pleistecía a la figura presidencial.


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Foto núm. 9
Congreso de la Unión. Quinto informe de gobierno de Gustavo Díaz Ordaz
Revista Tiempo, 5 de septiembre de 1968
Col. Particular

 

 

 

 

 

El movimiento estudiantil de 1968 sorprendió al fotógrafo Rodrigo Moya en un momento de su trayectoria en el que prácticamente había abandonado la profesión de fotoperiodista. Lo anterior no impidió que el autor, en calidad de ciudadano y como militante de izquierda, desarrollara un interés manifiesto por el vertiginoso ritmo que le impusieron los estudiantes a la vida de la Ciudad de México en aquel verano.

Por todo ello resulta muy interesante revisar la siguiente imagen como parte de la aportación del fotógrafo, en un momento en que su trabajo no estaba subordinado a ninguna mirada editorial. No es difícil imaginar de qué manera las marchas y movilizaciones estudiantiles despertaron en Moya recuerdos y memorias del registro del levantamiento magisterial ocurrido exactamente diez años antes en los mismos escenarios.

La fotografía presentada aquí corresponde a la primera gran marcha estudiantil del 13 de agosto y en ella puede verse a dos estudiantes cargando un gorila de cartón que representaba al odiado jefe de la policía capitalina, el General Cueto. En la base del muñeco, justo debajo de sus enormes patas pueden verse varios ejemplares de la Constitución política de México, con lo que se resaltaba la opresión al estado de derecho.

Los jóvenes sonrientes que festejan el acto refuerzan el carácter lúdico y festivo de la escena, característica fundamental del levantamiento estudiantil durante aquel verano. Todo transcurre en el zócalo capitalino, a unos metros del Palacio Nacional. La fotografía nunca fue publicada y forma parte de un importante corpus documental que puede consultarse en el acervo del fotógrafo.


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Foto núm. 10
Manifestación del 27 de agosto en el zócalo capitalino
Rodrigo Moya
Archivo Fotográfico de Rodrigo Moya

 

 

 

 

 

El movimiento del 68 despertó la atención no sólo de la prensa nacional e internacional, sino también de otros profesionales de la lente que trabajaron en aquella coyuntura por encargo de distintas dependencias gubernamentales. Tal es el caso de Manuel Gutiérrez, mejor conocido como “El Mariachito” en el gremio fotoperiodístico, el cual fue contratado por órdenes de Luis Echeverría, Secretario de Gobernación, para llevar a cabo un registro meticuloso de marchas, movilizaciones y detenciones. El uso del archivo dio un giro sorprendente a la muerte del fotógrafo, cuando su familia, que guardaba una copia del mismo, lo puso a la venta y fue adquirido nada menos que por la UNAM, que lo digitalizó y expuso a la consulta pública en el entonces Centro de Estudios Sobre la Universidad de la UNAM. Pese a ello, algunos textos periodísticos publicados en fechas posteriores a la adquisición del archivo por parte de la UNAM, han insistido en el carácter “enigmático” de las fotografías de este acervo, narrando la manera en que personajes misteriosos llegan a las oficinas de periódicos y revistas, y ofrecen las imágenes en el más escrupuloso anonimato.

En realidad, este tipo de versiones pueden interpretarse como un esfuerzo que trata de construir o reciclar cierto tipo de mitos en torno al 68 y crear un halo de misterio en torno a los episodios que forman parte del movimiento, en particular, el que se refiere a la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco. En todo caso, la consulta del acervo de Gutierrez en la UNAM brinda al investigador una pista concreta para recuperar el punto de vista de una parte del aparato gubernamental y su visión del 6836.

En la fotografía elegida, se observa la toma de registro de dos importantes líderes estudiantiles la noche del 2 de octubre en la planta baja del edificio Chihuahua de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Se trata de Luis González de Alba y Florencio López, quien presenta fuertes golpes en el rostro. Los líderes del Consejo Nacional de Huelga fueron fichados la noche misma del 2 de octubre y trasladados al campo militar número 1.

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Foto núm. 11
Luis Gónzalez de Alba y Florencio Osuna, detenidos por las fuerzas policíacas y militares en el edificio Chihuahua de la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco
Manuel Gutiérrez Paredes
Ciudad de México, 2 de octubre de 1968

 

 

La labor de Gutiérrez resultó muy importante para integrar este archivo policíaco-militar, que fue utilizado en su momento como instrumento de identificación de los protagonistas del movimiento estudiantil y como prueba documental para sustentar distintas acusaciones en los juicios llevados a cabo en los meses posteriores por parte del gobierno en contra de los líderes del CNH37.

Como nadie sabe para quien trabaja, a 40 años de distancia, este acervo representa un punto de referencia obligado para la reconstrucción fotográfica de la mayor parte de los episodios que configuran el movimiento estudiantil de 1968. Luis González de Alba es un importante líder estudiantil que a lo largo de los días y los años ha escrito en distintas entregas una de las reflexiones más importantes sobre los sucesos del 68, que incluyen una perspectiva autocrítica muy importante. Por su parte, Florencio López Osuna fue uno de los oradores del CNH aquella terrible tarde del 2 de octubre en Tlatelolco.

La publicación de una fotografía de Osuna en el mismo lugar de los hechos y también producto de la cámara de Gutiérrez en la revista Proceso, el 9 de diciembre de 2001 tuvo repercusiones trágicas en la vida del ex líder estudiantil, quién fue encontrado muerto dos semanas después en el cuarto de un hotel en el norte de la Ciudad de México. La escritora Elena Poniatowska entrevistó a Osuna en Lecumberri en 1969 para su famosa crónica: La noche de Tlatelolco. El 17 de febrero del 2002, la misma autora escribió lo siguiente en la prensa:

Sus dos semanas de celebridad, a raíz de la publicación de su terrible fotografía en la portada de Proceso resultaron fatales. Reporteros y compañeros lo buscaban para hacerle entrevistas, invitarlo a dar conferencias, ofrecerle tribunas. Llovieron los convites y las pachangas, ya de por sí abundantes en esa época del año. Y Florencio, que había aguantado la masacre, los cachazos de pistola, los días largos de interrogatorios, la tortura, las vejaciones, las amenazas –“si comete una pendejada, échenselo”- y la cárcel de Lecumberri durante dos años y tres meses, no soportó estos súbitos días de fama y a los 55 años fue encontrado sin vida en el cuarto 309 del hotel Museo de la colonia Santa María la Ribera, cerca de la estación Buenavista38.


Las autoridades cerraron el caso en forma prematura y nunca se descubrieron las razones del asesinato de López Osuna. Ahí queda una trama oscura en la que se entremezclan los intereses creados por su lucha reciente contra los porros en la Vocacional en la que trabajaba como Subdirector y la apertura de las investigaciones sobre el 68 por parte de la ya mencionada Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado.

Lo significativo para esta historia consiste en el hecho de que la publicación de la fotografía de López Osuna en una revista de divulgación nacional, el 9 de diciembre de aquel año, lo puso en el centro del debate en la opinión pública. Se trata de un trágico caso en el que el manejo público de una fotografía tiene repercusiones importantes en la vida política del país.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

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